¡Redentores solapados, fuerte el aplauso! – Juan José Amado

Nuestra pluma invitada, Juan J. Amado, quien nos autorizado a reproducir este artículo, tomado de su Blog Arco Industrial.

Uno de los comportamientos más viles que se da en política, es aquel en el que un funcionario, o aspirante, permite (o a veces hasta colabora con) que una crisis se agudice, para luego aparecer en el momento oportuno como el redentor que colaboró con la resolución del problema. A continuación detallo los requisitos fundamentales para que este modus operandi sea viable:

  1. Que el facilitador vea como incentivo un incremento en su nivel de popularidad
  2. Que las prioridades del facilitador sean servirse de la situación en vez de servir a los afectados y su escala de valores se lo permita
  3. Que los afectados no tengan el suficiente conocimiento o criterio para discernir lo que está tomando lugar

A esta nefasta práctica hay que añadirle un grado de dificultad adicional. Otros entes, que sí dominan el tema, y comparten la misma escasez de valores que el protagonista, a menudo querrán sacar provecho de la situación o sus ramificaciones. Con este fin, manipulan la opinión pública en la dirección deseada complicando aun más el panorama.

Ante esta realidad es importante mantener presente que quienes nos dirigen, ya sea al más alto nivel ejecutivo, o a nivel comunitario, están llamados a prevenir dichas crisis. Cuando una crisis se da, es clara señal que alguien no hizo su trabajo. Cuando una crisis se resuelve, es el deber del servidor a cargo rendir cuentas sobre porqué la situación se deterioró. Nuestro deber como ciudadanos, lejos de aplaudir por la milagrosa solución del problema, es ponderar las causas que llevaron a él, y evaluar si el responsable tiene o no nuestra confianza para seguir al frente y guiándonos.

Juan Amado